Siguiendo la línea del post anterior sobre brocados, aqui os dejo un poco de historia sobre este tejido....
El brocado original consistía en una tela confeccionada exclusivamente con hilos de oro y plata que formaban un dibujo en relieve. A finales de la Edad Media se empezó a denominar brocado a las telas que incluían seda para perfilar las flores de oro y plata, incluso a los tejidos que no presentaban hilos metálicos, con grandes dibujos florales o arabescos. En el siglo XIX fueron muy conocidos los brocados de Venecia, Génova o Milán.
El brocado se ha utilizado a lo largo de la historia para la decoración, tanto en tapizados como en cortinajes.
El brocado no está estampado, sino que el dibujo se consigue en el telar, es decir, que está literalmente tejido.
El telar que se utiliza para elaborar esta tela es el jacquard que permite romper la simetría de los hilos, produciendo variaciones que forman el dibujo de la tela. Por eso, dependiendo del dibujo, se denomina también jacquard.
No se debe confundir el brocado con el bordado, ya que este último se refiere a otra técnica que se realiza sobre el tejido ya elaborado y de forma tradicionalmente artesanal.